Parece que fue ayer cuando todavía la cogías en brazos, mirabas cómo respiraba y te preguntabas si eso que hacía era “normal”. Y luego empezaste a preguntarte, qué sería de mayor.
De repente un día te despiertas y está terminando el colegio. Se va a examinar de EBAU. Tiene que elegir carrera y ¿dónde va a estudiar?
¿Cómo ha pasado todo tan rápido?, ¿dónde está la niña que jugaba en el patio?, ¿dónde quedaron los “mamáaa” o “papáaa”, que se oían por toda la casa? Ya no hay manera de frenar el paso del tiempo. Ha decidido irse a estudiar a Madrid.
Todos los que somos padres, sabemos que un día nuestros hijos se irán de casa: bien para continuar sus estudios, para independizarse, o sencillamente porque formen una nueva familia.
Pero un día “nuestra hija” decide ir a estudiar a una universidad fuera de nuestra ciudad: decide estudiar en Madrid. No importa cuántas veces hayas leído la frase: “los hijos no te pertenecen”, pero miles de miedos y sensaciones te asaltan al unísono. Parece que todo esto te paso sólo a ti.
Ha llegado el momento que estabas deseando, por su futuro, por su madurez. Sin embargo, y a pesar de poder racionalizar el tema, el síndrome del “nido vacío” se hace presente.
Para las madres, los hijos forman parte de su proyecto de vida. A algunos padres les pasa lo mismo, pero en general sienten la separación de una manera menos traumática. Es el momento de replantearse muchas cosas, el sentido de nuestras vidas, el rol de los hermanos que quedan en casa, la nueva vida del matrimonio sin uno de los hijos… La vida puede ponerse patas para arriba.
Muchos padres organizan su rutina diaria y su tiempo libre pensando exclusivamente en las actividades de sus hijos. Por eso, cuando llega el momento en que éstos abandonan el hogar, surge una sensación de desconcierto ante los cambios.
Quizás sea el momento de dedicar más tiempo a la pareja, a las amistades, hacer planes nuevos, retomar aficiones, e incluso hacer algún viaje. Es importante pensar un poco en nosotros mismos, en el resto de la familia y no ver sólo la realidad a través de los ojos de la hija que abandona el hogar. Ella necesita aprender a cuidarse por sí misma.
¿Qué voy a hacer sin mi hija en casa?
Pues hay sola una respuesta y es: ¡VIVIR!
Si tu hija ha tomado la decisión de irse de casa, es importante apoyar su elección. Debemos confiar en que la hemos educado bien, que la hemos inculcado valores y un buen ejemplo y que ella tiene la suficiente madurez para afrontar su independencia. Respetarla, admirarla y apoyar su decisión será fundamental.
Su cariño siempre estará ahí, el amor puede crecer, pero nunca desaparecer. Si tienes otros hijos, ten en cuenta que tampoco ocuparán su lugar y sobre todo, intenta no hacer comparaciones.
Quizás sea un buen momento para hacer algún cambio en la casa, en la decoración; empezar a cuidarnos a nosotros mismos un poco mejor, empezar una rutina de ejercicio físico; planear un viaje en familia o los padres solos. ¡Es el momento de volver a tus sueños de juventud y esta vez sí, realizarlos!
¿Cuánto tiempo dura el síndrome del nido vacío?
Varía dependiendo de las personas, pero en general, se tarda de 6 a 9 meses en adaptarse al nuevo ritmo de vida.
Lo que no tienes que hacer.
Tu hija también sentirá esta separación, seguramente un poco menos porque estará muy ocupada y contará con nuevas amistades, que también estarán pasando por el mismo proceso.
Sin embargo, ten cuidado y:
• Evita frases como “sin ti me voy a sentir tan sola/o”, “yo sabía que un día me ibas a abandonar”.
• No te pongas en el papel de investigador secreto, y comiences a buscarla en las redes sociales o a interrogar a sus amigas. Si tienes alguna duda, pregunta directamente.
• No hagas dramas. No te pongas en el papel de sufridor con el resto de tu familia. Y menos hacerla sentir que te deja sola/o.
• Intenta controlar tu estado de ánimo. Mientras dure el proceso de adaptación, tus tensiones se pueden descargar… de alguna forma inesperada que debes tratar de contener.
• Entiende que puedes pasar de ser un padre o madre “protector/a” a padre/madre consejero/a. Intenta ser objetivo y aconsejarla.
• Evita llamarle constantemente. Llámale sólo cuando sea realmente necesario, puedes pactar un horario y día de la semana para que ella cuente con el tiempo suficiente como para poder hablar tranquila.
Tal vez una de las separaciones más dolorosas es la de los padres con sus hijos, pero a la vez es una de las más seguras, y es un premio a tu propia trayectoria. Saber que tu hija ha podido afrontar esta etapa, significa que has hecho bien tu trabajo como padre/madre. Comienza una nueva etapa de apoyo y de compañerismo. Si te ocupas un poco más de ti, podrás sacar provecho de este cambio y tu hija contará con unos padres felices, que será lo mejor que le pueda pasar cuando vuelva a casa.
A lo mejor es buena idea que preguntes a otros padres que puedan estar pasando por tu situación.